La crisis de los quioscos y lo que deja claro sobre la decadencia de la prensa de papel

Federico Weidemann Sin categorizar

Uno de los elementos tradicionales de las calles y plazas de las ciudades han sido los quioscos. Los quioscos eran los puntos clave en los que se accedía a la información y el espacio en el que para muchos se conectaba con la cultura. Los quioscos eran las piedras angulares de la distribución de libros de bolsillo de no pocas editoriales, de colecciones o, por supuesto, de revistas y de periódicos. Pero, al igual que otras tantas muchas cosas de la era del papel, los quioscos están viviendo ahora sus peores momentos y se están enfrentando a una situación complicada.

Y si hace unos años no era difícil encontrarse a un quiosco abierto en calles y plazas y hacerse con el periódico del día o con cualquiera de las otras muchas cosas que se venían en ellos, ahora lograr encontrar un quiosco abierto puede resultar mucho más complicado. Ya no se trata solo de que ciertos días y ciertas horas hagan mucho más difícil hacerlo, sino que además la propia realidad del sector hace complicado lograrlo. En los últimos años, sacudidos por la crisis económica y por la agudización de la crisis de la prensa de papel, los quioscos han echado progresivamente el cierre.

Algunas estimaciones hablan de que, en los últimos años, han cerrado el 40% de los quioscos. Otras apuntan que 3 de cada 10 quioscos de toda España han cerrado sus puertas de forma definitiva en los últimos 5 años. Echando mano de casos concretos y de ciudades específicas se puede ver la tendencia de forma más clara. Una estadística de 2009 señalaba que en Barcelona estaban cerrando una media de 2 quioscos por semana. Otra de 2016 dejaba claro que en cinco años la ciudad había perdido el 30% de sus puntos de venta de prensa diaria.

A todo eso se suma que no solo se están cerrando quioscos sino que quienes buscan traspasar los suyos no lo tienen nada fácil para encontrar a quien se haga cargo del negocio y que, por otro lado, quienes empiezan de cero (que los hay) tampoco lo tienen sencillo.

Una de las quejas recurrentes de los quiosqueros es el poder de los distribuidores. Los distribuidores de prensa les obligan a pagar elevadas fianzas por acceder a sus servicios, lo que hace que ya el escaso margen de beneficio que dejan los periódicos se reduzca (por cada periódico vendido se llevan 20 céntimos).

Saltarse al quiosquero

Pero no son los únicos problemas: los quiosqueros también echan la culpa de sus males a los propios periódicos, que en medio de la crisis en la que se encuentran se están olvidando de ellos. Varias cabeceras han hecho promociones para intentar llegar directamente al lector final sin pasar por el quiosco, promociones que desde fuera se ven como una especie de movimiento desesperado por recuperar a esos lectores que están perdiendo.

La última de estas promociones la protagoniza El País, que ha llegado a un acuerdo con Amazon para vender a través de su servicio de entrega inmediata el diario del día. La idea la han puesto en marcha en Madrid (donde funciona el servicio de entrega) y ya ha soliviantado a los quiosqueros. «Creemos que marca un precedente para el resto de editores y esto nos preocupa», apuntan desde su organización a la prensa. Los quiosqueros no van a dejar de vender El País, o al menos según los que comentan en esta fuente, pero el periódico pasará a ser, leyendo entre líneas, non grato.

Los quiosqueros no se pueden permitir dejar de venderlo, se podría concluir, pero no por ello están contentos con lo que ocurre. Aunque en el futuro podrían trabajar en medidas de presión, como dejar de exhibir los periódicos en el punto de venta, como señalaban fuentes de las asociaciones de vendedores a lainformacion.com.

Sin embargo, esta promoción no es la primera que más o menos juega con saltarse al quiosquero (en Cantabria el año pasado una promoción llevaba un diario regional directamente a casa del lector para potenciar suscripciones) y posiblemente no será la última. La prensa de papel ha entrado en el modo sálvese quien pueda.

El problema de la caída de circulación

Aunque los quioscos han empezado a intentar hacer caja con muchas otras cosas y completar sus ingresos con otros productos a la venta, su situación es un ejemplo más de la crisis de la prensa de papel y de la caída de la distribución. Son además una víctima cautiva, que no puede hacer mucho para frenar la situación. Los periódicos pierden lectores y pierden credibilidad entre los ciudadanos, pero ellos no pueden hacer nada por solucionarlo, solo verlo desde la barrera, aunque a ellos también les afecta.

A medida que la distribución de los periódicos se ha ido reduciendo, sus márgenes de venta también lo han hecho. Si a eso se suma que en los últimos tiempos los periódicos se han convertido en un producto cada vez más caro (el periódico del sábado es un gran ejemplo: es más caro que nunca, aunque ofrece menos contenidos), se puede comprender el alcance de la situación.

«Los periódicos no son baratos, si traduces el precio a pesetas verás que comprar dos o tres periódicos, uno regional, otro nacional y uno deportivo, que es algo que antes era bastante habitual, ahora no está al alcance de todos los bolsillos», explicaba una quiosquera a ElDiario. «El precio lo pone el editor y ese mismo editor está promocionando que leas el periódico en internet, mucho más barato o incluso gratis. No sé si están tirando piedras contra su tejado, no me meto en eso, lo que es seguro es que están tirándolas contra el mío», sentenciaba.

Source: Puro Marketing