Las marcas pagan cientos de miles de euros para protagonizar los vídeos de los influencers

Federico Weidemann Blog

Los vídeos se han convertido en una poderosa herramienta de posicionamiento de marca, una que las compañías buscan desesperadamente para sus productos. Los consumidores responden especialmente bien a los vídeos, que despiertan interés y acumulan visionado tras visionado, algo que las marcas valoran más que nunca en un entorno en el que conectar con sus potenciales clientes se ha convertido en una cuestión más difícil que nunca.

A esto hay que sumar que las redes sociales se han convertido en un espacio en el que resulta complicado triunfar hoy en día si no se tiene una buena estrategia de vídeo. Los vídeos se han convertido en los reyes de las diferentes redes sociales y, además, se han erigido en una de las pocas maneras que las marcas tienen para llegar a los consumidores. No hay más que pensar en Facebook para comprenderlo. La red social está favoreciendo, vía algoritmo que ordena lo que llega al feed de noticias, a aquellos contenidos que publican familiares y amigos y no aquellos que publican marcas y medios, que cada vez tienen más difícil llegar a los resultados finales que se sirven a los consumidores. La única manera que las marcas tienen de romper esa tendencia y de posicionarse en medio de esa avalancha de contenidos es echar mano del vídeo. El vídeo logra romper con la tendencia y está bendecido por el (duro) algoritmo de Facebook.

Pero lo cierto es que no solo las marcas están empezando a apostar más y más por el vídeo en sus propios perfiles, sino que además están echando cada vez más mano de los influencers de turno para llegar a las audiencias potenciales que necesitan que conecten con sus productos. Los vídeos tendrán una buena recepción, serán visionados con interés y lograrán conectar con el consumidor, lo que hace que las estrellas de las redes sociales se hayan lanzado de cabeza a producir vídeos para las marcas.

Las estrellas de YouTube fueron, lógicamente, las primeras en entrar en esta batalla y en posicionarse en el terreno de los vídeos patrocinados por marcas o protagonizados por ellas, pero la tendencia no se ha quedado ahí. Las estrellas de las redes sociales han descubierto un nuevo filón para lograr ingresos, las marcas han encontrado un nuevo punto de contacto con sus consumidores y los vídeos se están convirtiendo en una tendencia emergente y en una, además, nada barata.

Las cantidades que los famosos de las redes sociales cobran por dejar a las marcas protagonizar sus vídeos es bastante abrumadora.

Según datos de una agencia de talentos estadounidense Captiv8 (especializada en ser el intermediario entre marcas y famosos de las redes sociales), la media que famosos y estrellas de redes sociales cobran a las marcas por sus vídeos está en los 187.000 dólares. Al cambio, la cifra se queda en cerca de unos 168.000 euros. Esa es la cifra que funciona como una media, pero las cantidades pueden variar.

Los vídeos son, además, mucho más caros que otros contenidos. La media de una actualización en Instagram o Snapchat está en 75.000 dólares y un tuit en los 30.000 dólares.

El farragoso mundo de los mensajes en redes sociales

Pero más allá de simplemente lo que puede costar un vídeo en YouTube, una actualización en Twitter o mensaje en Instagram, los mensajes de estos nuevos famosos con millones de seguidores abren un nuevo terreno de debate. Mientras que la publicidad tradicional y aquella que publican los medios ‘de siempre’ (ya sea en internet o en los formatos de siempre) está regulada por normas, leyes y acuerdos que hacen que ciertas cosas sean imposibles o que no se pueda lanzar un mensaje sin dejar claro que es un anuncio, lo que ocurre en las redes sociales es mucho más difuso. Más allá de que las marcas no quieran que sus influencers anuncien que les están pagando por ese mensaje, lo cierto es que en general solo muchas veces si se es un observador atento se logra descubrir que lo que se tiene delante es publicidad.

El caso de los anuncios de videojuegos destapado este verano es uno de los más claros. Warner estaba pagando a influencers (entre ellos el muy popular y rey de YouTube PewDiePie) para que hablasen de sus últimos lanzamientos. El aviso de que era un contenido patrocinado aparecía muy pequeño y muy camuflado, una letra pequeña que de entrada nadie iba a leer. Un aviso de la FTC (el equivalente en EEUU a la antigua CMT española) ha frenado estas prácticas (aunque no ha multado a quienes las cometieron en el pasado).

Las hermanas Kardashian son otro ejemplo de cómo las redes sociales pueden ser farragosas en términos publicitarios y como no todo lo que ve el consumidor es la verdad, como se desprende de un análisis de The New York Times. Las hermanas, que hablan habitualmente de marcas en sus actualizaciones en redes sociales y que son unas de esas estrellas del social media de nueva generación, han empezado a incluir menciones y hashtags para dejar claro que algunos de sus contenidos son publicidad, después de ver como sus actualizaciones se convertían en material de escrutinio para las organizaciones de consumidores.

Source: Puro Marketing