Los empleados deben convertirse en una parte fundamental de la estrategia de posicionamiento de las marcas y en embajadores de la compañía y de sus productos. Las empresas han empezado a comprenderlo gracias a estudios y análisis que demuestran como los consumidores valoran cada vez más lo que los empleados de las firmas dicen sobre ellas y sobre los lugares en los que trabajan. Los compradores confían en las palabras de los empleados y valoran que ellos interactúen con ellos en las redes sociales, fuera del control de la propia compañía.
Esto está empujando a las marcas a una especie de frenesí por hacer que sus trabajadores hablen de ellas (y que lo hagan bien) y por lograr convertirse en las protagonistas de sus conversaciones. Quieren que los trabajadores se conviertan en advocates de sus productos y de sus servicios cueste lo que cueste, por lo que hacen presión para que tuiteen sobre sus cosas, para que hablen sobre lo que ellos quieren que hablen y para que se centren en lanzar los mensajes que ellos quieren que lancen. Esto crea varios problemas. Por un lugar, crea descontento entre los propios empleados, que no quieren tener que estar obligados a hacer esas cosas. Por otro lugar, se lanzan mensajes muy acartonados y que no tienen realmente valor. Y, finalmente, los consumidores sienten que les están sirviendo más publicidad corporativa y básicamente spam y no valoran en absoluto lo que tienen delante.
Si se desea que los propios empleados hagan labores de, por así decirlo, proselitismo sobre la marca y sus productos, se necesita propiciar el contexto en el que esto salga de forma natural. Es decir, no se puede forzar al trabajador a hacerlo, sino que hay que crear el escenario para que esto ocurra. Y esto sucede cuando el trabajador está cómodo y contento en la firma y cuando se siente identificado con ella, cuando siente que lo que hace es lo que quiere hacer y con lo que quiere ser asociado.
Por ello, es tan importante que la compañía tenga unos claros valores y unos claros objetivos y que sepa transmitirlos no solo a sus potenciales consumidores sino también a sus trabajadores y asociados. Los empleados tienen que saber qué quiere la empresa y cuáles son los puntos básicos de su filosofía, ya que necesita poder sentirse identificada con ella.
Si a esto se suma que los millennials esperan de sus puestos de trabajo algo completamente diferente a lo que esperaban sus padres o abuelos, se puede tener la foto completa. En el pasado, los trabajadores querían un trabajo estable y con un sueldo a final de mes que les permitiese llevar el tren de vida que buscaban. En el presente, los empleados buscan algo más en su trabajo. Quieren sentirse identificados con la compañía para la que trabajan y quieren que su trabajo tenga una trascendencia que vaya más allá de la nómina que ingresan a final de mes.
Las empresas no están haciendo ese trabajo
Pero, a pesar de lo importante que es y de que esto vaya en constante aumento, las marcas no están haciendo nada bien esta labor de comunicar a los empleados qué son y qué esperan del mundo, lo que además no solo lastra su posición con los trabajadores que ya tienen sino que funciona también como un freno para la captación de talento. Las compañías no saben transmitir y, con ello, están perdiendo a muchos potenciales trabajadores.
Esto es lo que acaba de demostrar un estudio de LinkedIn, que ha señalado que si las compañías fuesen capaces de transmitir mejor cuáles son sus propósitos serían capaces también de atraer mejores y más variados potenciales empleados. Según sus conclusiones, basadas en una muestra británica, el 52% de los trabajadores tienen en cuenta (y lo usan para no aceptar un trabajo) los principios de una compañía. En las demografías más jóvenes ocurre todavía más y son el 56% de los encuestados quien dice que rechazaría un trabajo por los objetivos de la compañía.
Las marcas no saben contar bien qué hacen y por qué. Un 77% no menciona sus valores corporativos en su página de LinkedIn y un tercio ni siquiera lo hace en su web. El fallo a la hora de transmitir qué esperan del mundo no solo sucede antes del proceso de selección de personal, sino también durante. Un 61% de los trabajadores señala que no le mencionaron nada durante la entrevista de trabajo y solo un 27% incluía esa información en los anuncios de empleo.
Source: Puro Marketing