En internet todo va muy rápido. Los cambios se producen a la velocidad del rayo y las cosas cambian mucho más deprisa de lo que cambian en otros terrenos. Lo que es nuevo deja de serlo mucho más rápido y las cosas se gastan, por así decirlo, a una velocidad superior a la que se gastan en otros escenarios. Por ello, las cosas se saturan mucho más rápido de lo que se saturaban en otros terrenos y el momento de aprovechar la novedad es mucho más efímero.
No hay más que ver, por ejemplo, lo que ocurre con el marketing de contenidos, una suerte de recién llegado al mercado del marketing y que, sin embargo, ya está sufriendo los efectos de la sobrecarga. Las marcas se han lanzado en masa a la conquista del marketing de contenidos y se han lanzado a producir contenidos y más contenidos, sobrecargando el terreno, haciendo que pierda su eficiencia y lastrando el efecto sobre los consumidores. Han gastado muy rápido el brillo del marketing de contenidos y han hecho que los consumidores reaccionen menos a ello.
Pero sin duda la mejor manera de ver cómo algo puede crecer muy rápido y puede quemar etapas aún más rápido está en las redes sociales. Las redes sociales nacieron no hace mucho, crecieron poco después, captaron a las marcas no mucho más tarde y hoy, no tantos años después, los expertos se están preguntando ya si siguen siendo realmente atractivas para las marcas o si, por el contrario, han perdido su brillo. ¿Ha crecido demasiado ya el mercado del social media marketing? ¿Han dejado de ser las redes sociales algo novedoso?
La pregunta, o la idea, también se puede enfocar desde otro punto de vista. Esa es la vía que están ya empezando a plantear algunos analistas. ¿Han entrado ya las redes sociales en su madurez? Como apuntaban algunos expertos al hilo de la entrega del Warc Prize de estrategia en redes sociales, aunque el mercado de las redes sociales sigue presentando ciertos retos para las marcas y sigue contando con ciertas cuestiones sobre las que siguen teniendo que trabajar, en ciertos aspectos el propio segmento ha empezado a madurar, ha empezado a entrar en la edad adulta.
Esta madurez puede verse en varios terrenos. Por un lado, está toda la amplia lista de desarrollos tecnológicos, que están haciendo que las redes sociales tengan cada vez más y más elementos técnicos y más capacidades que ofrecer a las marcas.
Por otro lado, se están produciendo cambios en el comportamiento de los usuarios, cambios, por otro lado, que se pueden ver y entender desde el prisma de lo que ya es demasiado habitual y demasiado conocido. Por ejemplo, los consumidores están cada vez más preocupados por su privacidad y están migrando desde las más públicas plataformas sociales hacia la mensajería privada.
Y, en medio de todo esto, las marcas están cada vez normalizando más el uso de las redes sociales, lo que según los expertos no es más que una muestra de que no solo los social media han entrado en la edad madura, sino que también lo han hecho los marketeros que trabajan en ello.
¿Es la edad madura el primer paso a la decadencia?
Pero entrar en la edad madura puede tener un impacto sobre lo que se está haciendo y, sobre todo, puede verse también como una llave para comprender las cosas de un modo mucho más complejo. Si el entorno y si para los consumidores las cosas han dejado de ser algo nuevo, las marcas también tendrán que jugar con elementos completamente diferentes y partir de cuestiones completamente distintas. Para las marcas, no es lo mismo enfrentarse a un terreno en el que todo es novedoso que a uno en el que todo está visto. Las redes sociales han empezado – también y quizás – un cierto movimiento hacia la decadencia.
No se trata solo de que hayan dejado de ser algo nuevo, sino que su efectividad ha también perdido el brillo del principio. No hay más que ver lo que ocurre en Facebook para comprender qué es lo que puede estar pasando a las redes sociales y lo que puede ser el problema.
Facebook fue, hace unos años, el paraíso de las marcas, que se encontraron con un espacio en el que de pronto podían conseguir grandes cosas echando mano de simplemente un par de recursos. Estar en Facebook ayudaba a posicionarse ante el consumidor, que recibía encantado los mensajes de las marcas.
¿Qué está ocurriendo ahora?
Las cosas no son tan de color de rosa. Los consumidores están cada vez más cansados de los mensajes de las marcas en redes sociales y, además, las propias redes sociales están poniendo cada vez más difícil a las marcas llegar hasta ellos. Facebook, con sus cambios de algoritmo, ha hecho que llegar al feed de noticias sea casi imposible, lo que hace que cada vez más marcas estén en Facebook a pesar de que lograr resultados sea complicado porque se da por hecho que hay que estar.
Source: Puro Marketing