Los adolescentes se han convertido en uno de los grandes quebraderos de cabeza de las marcas, una especie de epílogo o prolongación de su complicada relación con los millennials. Los millennials eran difíciles de comprender para los responsables de marketing de las compañías porque no conseguían visualizar cómo estos nuevos consumidores comprendían el mundo. Para ellos, los millennials eran una especie de terreno incógnito, que no se ajustaba a lo que las marcas esperaban de ellos y que tenían intereses completamente diferentes a lo que tenían sus padres, sus abuelos y hasta sus hermanos mayores.
Las marcas tuvieron que intentar comprender cómo estos consumidores estaban viendo el mundo y cómo estaban intentando relacionarse con ellos como marcas, intentando averiguar qué era lo que realmente les interesaba y qué era lo que realmente querían consumir. Las marcas tuvieron que aprenderse unas nuevas reglas del juego (reglas que en parte aún están aprendiendo) y tuvieron que hacer un esfuerzo por integrar nuevas necesidades y nuevos requerimientos en sus productos y en sus propuestas a los consumidores.
Pero cuando aún estaban intentando aprender cómo son los millennials y qué quieren de las marcas y de los productos que consumen, las marcas han tenido que empezar a aprender una nueva lección. No solo los millennials son diferentes, sino que los adolescentes, los que se conocen como Generación Z, también lo son. Ellos tienen una escala de valores que es distinta de la escala de valores de los millennials y buscan también cosas completamente diferentes a las que buscaban las generaciones anteriores, lo que hace que los responsables de las marcas estén (otra vez) entrando en pánico intentando descubrir qué quieren y qué esperan estos nuevos consumidores.
¿Hay una serie de reglas básicas o normas que las marcas deberían tener en cuenta para comprender qué quieren y qué necesitan los miembros de la Generación Z?
Como ocurre habitualmente en estas ocasiones, por mucho que los expertos digan una cosa o digan otra y por mucho que las marcas trabajen en una en otra dirección a raíz de ello, las marcas deben estudiar a sus propios adolescentes y ver qué es lo que los hace diferentes. Ciertos elementos pueden servir, sin embargo, para lograr mejores resultados o para funcionar como una guía de lo que hay que hacer y lo que no cuando se trata con los millennials.
Las grandes marcas, como apuntan en AdWeek, ya tienen ciertos conocimientos sobre lo que son y lo que no son los adolescentes y cómo conectar con ellos. Partiendo de las declaraciones y observaciones de los directivos del sector y de las cosas que han visto en sus prácticas de marketing dirigidas a adolescentes, se pueden extraer ciertas conclusiones sobre cómo son los millennials y cómo conectar con ellos.
Aceptan el contenido patrocinado (y no son unos ingenuos que no saben lo que tienen ante sus ojos)
El marketing de contenidos puede ser una herramienta muy poderosa para conectar con los adolescentes y una que permite obtener muy buenos resultados a la hora de conectar con ellos. De hecho, y como apuntan los expertos consultados por la revista estadounidense, los miembros de la Generación Z son bastante paralelos a los millennials y saben, por tanto, identificar muy bien este tipo de contenidos. No solo los identifican sino que también los reciben muy bien. El contenido es una manera de demostrarles que se les conoce y que se sabe cómo hablar con ellos.
Las marcas están usando ya contenidos propios y también contenidos ajenos integrados en su estrategia de marca para conectar con los adolescentes. Por ejemplo, ocurre con una cadena de televisión/canal digital destinado a los adolescentes. Uno de sus programas de más éxito es una serie sobre unos adolescentes que se enamoran en un crucero. Es un contenido que tiene detrás a Royal Caribbean, pero ha logrado conectar tanto con la audiencia que la tele tendría que seguir produciéndola incluso si se acabase el patrocinio.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=P34aII4licU&w=100&h=380]No todo es Snapchat y no todo lo será por siempre
Cuando se habla de los adolescentes siempre sale a la palestra Snapchat, que se ha convertido en el espacio favorito de las marcas para conectar con los adolescentes (o intentarlo) y el tema recurrente en todo reportaje sobre lo que hacen los adolescentes. Snapchat es importante para conectar con ellos, dicen los expertos, pero no lo es todo. Los adolescentes usan otras herramientas online con muchísimo potencial, como las herramientas de mensajería, y también están migrando a otras redes sociales. Además, como ocurre con todas las cosas que están de moda, Snapchat no es infalible y no será la cosa de moda por siempre. Las marcas tienen que ser capaces, por tanto, de ver por dónde van y por dónde irán los tiros.
La publicidad tradicional no ha muerto
Sorprendentemente, el tercer punto en el que se ponen de acuerdo los expertos es en el de señalar que la publicidad tradicional no ha muerto por completo para los adolescentes. La publicidad de siempre les gusta, o al menos les gusta en cierto modo. Por ejemplo, a los consumidores de este grupo generacional le fascinan las experiencias reales y les encantan cosas como el que les pongan los productos en la mano, el probarlos y el testarlos. Las experiencias que usan elementos de la vida real siguen conectando con ellos, lo que hace que las marcas no deban apostar todo a las redes sociales y a internet.
Source: Puro Marketing