Cada día los consumidores reciben miles de impactos de cada vez más y más marcas. Cada día además hay más y más productos intentando hacerse con cada vez más pequeñas migajas de atención. Las cosas son cada día más complicadas para las marcas y estas tienen que intentar cada día captar la atención de los consumidores en un entorno que es cada vez más y más difícil. Llamar la atención en medio de todo ese barullo es cada vez más complicado. Mantener al consumidor una vez que se ha logrado atraparlo por al menos unos minutos lo es todavía más. Conectar con los consumidores es un trabajo más difícil que nunca y en el que las marcas tendrán que apostar cada vez más por el poder de su nombre.
¿Cómo llamar la atención del consumidor en estos tiempos?
Los analistas y los expertos suelen dar ciertos consejos sobre lo que se debe hacer (y lo que no). Ciertos elementos tienen un impacto mucho mayor que otros y lograr conectar mucho más y mucho mejor con el consumidor. En el presente, es más importante que nunca el haber sido capaz de establecer una relación estrecha con el consumidor, el haberse convertido en una marca por la que es capaz de sentir emociones o con la que ha establecido muchos más vínculos que los meramente utilitarios.
Además, las compañías tienen que ser mucho más eficientes que nunca a la hora de presentar sus mensajes y a la hora de construirlos. Ha llegado la época dorada del marketing de contenidos (o lo que es lo mismo, de los mensajes de marcas de altísima calidad), de la hiperpersonalización o del ser capaz de acertar con los momentos y las acciones que se quieren lanzar. Esto es: las cosas son cada vez más complejas y las marcas tienen que trabajarse más el cómo llegan a los consumidores y el cómo consiguen conectar con ellos.
Pero esa no es la única cuestión y no es el único elemento en el que las marcas tienen que trabajar. Hoy su nombre es más importante que nunca y hoy sus acciones deben ser mucho más reconocibles que nunca. El que los consumidores sean capaces de conectar a la marca con su nombre y con sus acciones se ha convertido en clave.
Por ello, las marcas tienen que asegurarse de que serán reconocidas. El esfuerzo de branding es ahora más importante que nunca y el trabajo de posicionamiento tiene que ser mucho más eficiente y eficaz que en el pasado. Las marcas tienen que asegurarse hoy más que nunca de que su nombre se mantendrá y se reconocerá allá donde vayan.
Las marcas necesitan una personalidad
A todo ello, hay que sumar que ahora los consumidores tienen unas exigencias concretas en las que las marcas no tienen más remedio que participar y en las que se les piden cada vez cuestiones más y más complejas. Esto es, en el mundo en el que se mueven hoy en día las marcas, los consumidores les están pidiendo que tengan una cierta personalidad, que tengan unos rasgos altamente característicos que las conviertan en únicas, en diferentes del resto.
Más allá de lo que deben ser esos rasgos y más allá de lo que los consumidores dan por hecho que las marcas tienen que hacer en estos tiempos, como por ejemplo el tener principios o el tener objetivos más allá del hacerse ricas, las marcas tienen que tener una serie de rasgos, una serie de características, que las hagan distintas al resto, que las hagan destacar por encima de la multitud y que las haga únicas. Y para lograrlo tienen que haber hecho un serio y completo trabajo de construcción de marca. Deben haber trabajado en firme para configurar una serie de ideas y para asentar una serie de principios, que les ayudarán a separarse de las demás.
Ya no vale ser una marca del montón y ya no vale con apostar por lo genérico, ya no vale desdibujarse contra el fondo. Las marcas tienen que hacer un trabajo de posicionamiento y uno en firme, para lo que no les queda más remedio que hacer un serio trabajo de branding.
Source: Puro Marketing