El storytelling es una de las capacidades más importantes que hay que tener cuando se quiere construir la imagen de una marca. El storytelling, el saber contar historias, es lo que hace que el receptor del mensaje conecte con él, que establezca vínculos e incluso que recuerde mejor lo que se le está contando. De hecho, el storytelling es tan importante que puede hacer hasta que el cerebro reaccione de forma diferente a la historia hasta que percibamos como más valiosos ciertos productos frente a otros.
Pero cuando se habla de storytelling y de su importancia se suele olvidar un escenario. Se suele hablar de lo que importa para las marcas, para la publicidad, para las historias o, por supuesto, para los escritores literarios, pero no se suele hablar de lo que importa para el profesional y por profesional debe entenderse cualquier profesional. Porque en un entorno en el que la marca personal es cada vez más y más importante y en un escenario en el que hay que conseguir no solo resultar más atractivo como profesional sino también destacar por encima de una competencia cada vez más abrumadora, el cómo se cuenta lo que se tiene que contar y el cómo se genera el marco de una historia se pueden convertir en más y más importantes. Esto es, no solo uno tiene que construir su historia ligada a la marca personal, sino que además tiene que contarla bien.
Por ello, el storytelling es también decisivo y muy importante para la marca personal. Sin embargo, no es difícil que los profesionales crean que, en realidad, ellos no tienen mucho que contar. Cuando se habla de historias, se suele pensar en grandes historias y no en lo cotidiano. Si pensásemos por ejemplo en lo que tiene que ser una gran novela o una gran película, rápidamente todos traeríamos a colación alguno de los grandes clásicos, con sus historias bastante complejas y sus tramas llenas de giros dramáticos. Con ello estamos olvidando que hay igualmente grandes novelas y grandes películas que solo están contando lo cotidiano, pero que saben hacerlo bien.
Algo similar ocurre con el storytelling y la marca personal. Como recuerdan en una columna en MarketingWeek, no todos hemos escalado el Kilimanjaro y es perfectamente correcto que no lo hayamos hecho. No por ello nos habremos quedado sin nada que contar a la hora de construir historias que impulsen nuestra marca personal.
Porque lo importante en realidad no es tanto la anécdota que soporte la historia, sino más bien el cómo la contamos y el significado del que dotamos a esa historia. Esto es: no importa tanto que tengamos una historia impresionante a ojos vista sino más bien el cómo construyamos la historia (el cómo usemos el storytelling, en definitiva) y el qué esperemos de eso. ¿Qué estamos queriendo decir con lo que decimos?
De hecho, se podría decir que hay tres tipos de historias que todos podemos contar y que podemos hacer muy memorables si sabemos usar el storytelling para sostenerlas.
El en qué creo
O el qué defiendo. Con ello lo que contamos es lo que es importante para nosotros y lo que defendemos. Parece una especie de término vacío para políticos, pero en realidad es muy importante para crear una imagen de marca personal entre los profesionales. Uno puede asegurar que se centra en el crecimiento y que lograrlo es uno de sus grandes valores como profesional, pero que suene vacío o que no trasmita realmente su potencial. Contar esto usando una historia y aplicando un buen storytelling hará que todo resulte mucho más sólido y solvente.
La confianza creciente
O la narrativa del yo puedo conseguirlo poco a poco. El profesional tiene que enfrentarse a muchos retos, a muchos cambios y a muchas exigencias. Transmitir que se está a la altura de las mismas y que se es capaz de asumir todos esos cambios, retos y exigencias no es fácil, especialmente cuando es un trabajo que hay que hacer poco a poco y que logra que los demás se sientan nerviosos y vulnerables. Introducir el storytelling a la hora de narrar las capacidades que se tienen en este terreno y lo que se está haciendo o se ha hecho hace que sea mucho más fácil trasmitir lo que se quiere contar y dotar al otro de confianza.
La historia del futuro en el que creo
Como apuntan en el análisis, contar lo que uno espera del futuro y las razones de ello ha dejado de ser suficiente. Ahora hay que saber narrarlo, hay que ser capaz de transmitirlo de un modo que ayude a lograr compromiso en el receptor y convertir al profesional en un líder. Esto es, uno tiene que ser capaz de transmitir sus ideas y previsiones y convencer a los demás. Ese es el camino para convertirse en un referente y para lograr una marca personal sólida.
Source: Puro Marketing