Cuanto más jóvenes sean los consumidores, más pegados nos imaginamos que van a estar al móvil. Es una de esas consecuencias de la revolución de los smartphones y de cómo estos han modificado nuestros hábitos, nuestros comportamientos y nuestras expectativas. Los teléfonos móviles inteligentes se han convertido en una parte fundamental de nuestro día a día, en un elemento siempre presente que tiene un impacto directo sobre cómo operamos y sobre cómo nos relacionamos con el mundo. Su pantalla nos acompaña siempre y hace que no existan ya esos tiempos muertos en los que no se tenía nada que mirar (y se miraban por ejemplo desde escaparates a los anuncios de las paradas de autobús), lo que, en el caso de los más jóvenes, se ha convertido en una cuestión mucho más recurrente. Ellos son mucho más inseparables de sus pantallas móviles.
Es lo que sienten quienes observan a adolescentes y millennials y es lo que dicen los propios estudios de las diferentes firmas de análisis sobre cómo se reparte el tiempo en cada grupo demográfico. Los millennials pasan muchísimo tiempo pegados a la pantalla de su móvil.
De hecho, según acaba de apuntar un estudio global de B2X, no solo los millennials dedican mucho tiempo a las pantallas de sus móviles, sino que, además, ese tiempo es cada vez mucho mayor. El tiempo de uso de los móviles van en progresivo aumento.
Según los datos del estudio, el 25% de los millennials dedica 5 horas cada día a la pantalla de su móvil. Puesto de otra manera: una cuarta parte de los millennials destina más o menos una quinta parte de su día a mirar la pantalla de su jornada a ver su pantalla móvil. Pero incluso aquellos que dedican menos tiempo, tampoco lo hacen con una cifra mucho más baja. La mitad de los millennials destina al menos 3 horas por día a la pantalla de su móvil, una cantidad, por otra parte, que igualan el 25% de los baby boomers (demostrando que la fiebre del móvil es quizás más aguda en los millennials, pero no son los únicos afectados por ella).
Por otra parte, no es solo interesante ver cómo los consumidores destinan horas y más horas a sus móviles sino también como estos se han convertido en un elemento siempre cercano. El 85% de los encuestados reconoce tener siempre el móvil al alcance (esto es, que si le llaman podría cogerlo) y un 74% asegura que no dejaría su móvil atrás por nada del mundo. Un día sin móvil es, por tanto, inimaginable. Un cuarto de los encuestados apunta incluso que se siente estresado, triste y hasta perdido cuando está desconectado de su móvil.
Lo cambia todo
Estos datos tienen un impacto directo sobre cómo se comportan los consumidores y cómo deberían comportarse las marcas y las empresas para estar a la altura de sus expectativas en este nuevo terreno de juego.
«La gente quiere conectar todo en sus vidas», asegura uno de los responsables del estudio. Tras la fiebre del smartphone, y muy ligada a ella, ahora los consumidores quieren que todo esté también conectado. «Quieren automatizar su casa, experimentar la realidad virtual y usar asistentes digitales inteligentes. Y eso todo está pasando ahora», añade.
Las empresas tienen que ser conscientes de que, a medida que crece la dependencia de los consumidores de sus dispositivos móviles, también lo hacen sus expectativas en este terreno. Los consumidores no solo esperan que las marcas estén en el móvil, sino que buscan un servicio que encaje con lo que este terminal impone. Quieren rapidez, quieren inmediatez y buscan poder hacerlo todo en el mismo momento en el que lo necesitan, algo que las compañías tienen que empezar a dar si no quieren quedarse atrás en este nuevo mercado.
Source: Puro Marketing