La tecnología se ha convertido en un poderoso aliado para las marcas, que se han empezado a encontrar con estas herramientas en prácticamente cualquier lugar. La tecnología ha creado nuevos escenarios y nuevas posibilidades y permite, ahora, conectar con los consumidores a otro nivel. Ahora se puede conectar en tiempo real, se pueden crear mensajes y servicios personalizados y se puede saber prácticamente todo y cualquier cosa sobre los consumidores. Es lo que ha logrado la tecnología.
Para los responsables de marketing de las marcas, la tecnología ha creado un nuevo escenario en el que las cosas funcionan de un modo completamente distinto. Por un lado, los marketeros tienen que aprender nuevas capacidades y tienen que adquirir nuevos talentos, intentando comprender un mundo cada vez más cambiante y más complejo. Por otro lado, el boom de la tecnología y su aprovechamiento en el marketing han creado una nueva lista de expectativas y ha modificado lo que los responsables de marketing quieren y esperan. Ahora, estos tienen que trabajar desde otro punto de vista y con otros elementos en mente.
Como apuntan en las conclusiones de un estudio de Ascend2, los marketeros no solo tienen que trabajar con la tecnología, sino que también esperan cosas de ella. Los marketeros tienen una lista de expectativas que esperan que la tecnología cumpla y que ponen como baremo de lo que la tecnología tiene que hacer por ellos. La tecnología tiene que alinearse a esos objetivos y tiene que ser capaz de ayudarles a mejorar posiciones.
De hecho, el principal punto en el que las marcas esperan que la tecnología les ayude a cumplir con sus objetivos es el de la mejora de sus ratios de ingresos. El 57% de los marketeros pone, como más importante reto que debe cumplir la tecnología, el aumentar los ingresos derivados de las ventas. Los marketeros quieren que la tecnología tenga un efecto directo y que ayude a hacer caja que es, al final, el objetivo principal que tienen que cumplir todas las compañías.
Mejorar posiciones de mercado se podría considerar, al final, el objetivo transversal que toda marca tiene en su uso de la tecnología, ya que, aunque los siguientes puntos destacados son más bien estratégicos y de posicionamiento en el mercado, el efecto final que estos tienen es el de conseguir mejorar los resultados de la marca. Así, un 56% de los marketeros pone como uno de los más importantes objetivos a cumplir por la tecnología el aumentar los leads, un 45% el conseguir más ventaja competitiva, un 34% el que ayude a ser mucho más estratégicos en las actuaciones corporativas, un 33% que mejore la toma de decisiones de negocio, un 25% que mejore la eficiencia de mercado y un 19% que se justifique la propia inversión en tecnología.
Al final, la tecnología se ve como un apoyo directo para conseguir mejorar en eficiencia y para lograr una posición más destaca.
Los problemas de la tecnología
Pero, aunque los marketeros tienen expectativas elevadas y positivas sobre la tecnología y esperan sacar de ella grandes cosas, también son plenamente conscientes de que no todo es oro lo que reluce y de que, en el camino a la adopción de la tecnología, hay que salvar unos cuantos obstáculos. No es todo tan sencillo y no es todo tan fácil. Hacerse con la tecnología no es tan simple.
Los marketeros, igual que reconocen el potencial de la tecnología, también reconocen sus debilidades ante ella y sus problemas a la hora de conectar con la misma. Para el 42% el principal problema de la tecnología está en el dinero. Estos marketeros consideran que no tienen el presupuesto adecuado para desarrollar la tecnología como querrían, lo que lo convierte en la principal barrera de entrada.
Tras el dinero, los marketeros se enfrentan a problemas en estrategia, comprensión y dinamismo excesivo. Un 39% asegura, de hecho, que carece de una estrategia efectiva mientras que un 38% lamenta que su integración tecnológica no sea la más adecuada. Un 36% pincha en lo que a datos se refiere (no están completos o no son de calidad y por tanto no permiten conseguir objetivos), mientras que un 35% cree que el ciclo de ventas es demasiado complejo.
La propia tecnología que ya se tiene y la ausencia de conocimientos se convierten también en un lastre. Un 33% asegura que lo que funciona como barrera es el uso de la tecnología que ya han instalado, mientras que un 30% apunta a la falta de conocimientos y capacidades tecnológicas.
Este último punto es de hecho uno de los que suelen generar problemas. No son pocos los ejecutivos de marketing que están viendo una especie de divergencia entre lo que tienen y lo que pueden hacer con ello. Tienen la tecnología, muchas veces, pero no son capaces de sacarle todo el partido posible.
Source: Puro Marketing