Una de las grandes batallas en las que se encuentra sumida la red en los últimos tiempos es la de los contenidos. La guerra tiene muchos frentes y tiene muchas más implicaciones de las que se pueda ver a simple vista, ya que los contendientes (y los resultados de la batalla) afectan no solo a la red en sí. Por un lado, internet está sumido en una batalla para acceder a los contenidos y por ser quien domine en este terreno. Los grandes medios están produciendo cada vez más contenidos, de más calidad y con los que intentan mantener más y más el interés de los consumidores. Por otro lado, las marcas están también intentando ser quienes reinen en ese nuevo terreno de los contenidos y quienes dominen en este nuevo escenario, buscando convertirse en quienes ofrecen a los consumidores los que estos quieren obtener.
La guerra no enfrenta, sin embargo, solo a un jugador o a un tipo de jugadores. La realidad es un tanto más compleja, porque esta batalla de los contenidos está enfrentando al viejo mundo y al nuevo mundo de los medios de comunicación. Internet no solo guerrea con ella misma y con los diferentes jugadores que participan en la misma para ser capaz de encontrar la llave para dominar el mercado de los contenidos, también lo hace con quien hasta no hace mucho eran vacas sagradas a la hora de atraer a las audiencias.
Y una de esas vacas sagradas es la televisión, que en algunos mercados, como el estadounidense, y en algunos segmentos demográficos, como los millennials, está viendo que las cosas están ya cambiando de forma bastante notable. Están perdiendo audiencias y están perdiendo poder a favor de la red.
En este cambio, en esta descompensación de la balanza, quienes están llevándose la mejor parte y quienes están viendo cómo las cosas están migrando a su favor, son los nuevos jugadores de la red, las páginas que permiten acceder a los contenidos en VoD, como es el caso de Netflix o Amazon. Estas plataformas empezaron, en un primer momento, ofreciendo contenidos que antes habían sido emitidos en la televisión tradicional, llevándolos a la red y permitiendo así hacer un visionado de los mismos nuevo. Con ellos aparecieron nuevos tipos de comportamientos en los espectadores, como los maratones o binge watching (ver un montón de capítulos de una sentada).
A medida que estas plataformas han ido creciendo y madurando, han empezado a migrar sus contenidos. Netflix, Hulu o Amazon están intentando ser mucho menos dependientes de las televisiones tradicionales como proveedoras de contenidos y están empezando a crear sus propias series y películas. Ha empezado una nueva batalla por los contenidos y una con nuevos jugadores que ocupan cada vez posiciones de mayor fuerza, como demuestra el peso que empiezan a tener sus producciones en los grandes premios de televisión.
El porqué de la batalla de los contenidos
Los contenidos bajo demanda están creciendo muchísimo y tienen cada vez un público mayor. Los estudios han ido demostrando que los consumidores están cada vez más abiertos a este tipo de contenido y que están consumiendo cada vez más horas a la carta, lo que hace que el VoD se haya convertido en una tendencia global cada vez más poderosa. Esto hace que las reglas del juego hayan cambiado y que la televisión esté viendo como el negocio muta.
Amazon, Hulu, Netflix y similares están cada vez metiendo más y más dinero para crear sus propias ofertas de contenidos. Por un lado, se diferencian así mucho más de sus competidores. Por otro, logran lo exclusivo y único. Y, finalmente, consiguen hacer contenidos a medida que lograrán conectar con sus audiencias específicas (muchos de ellos emplean análisis de datos para saber qué querrá ver la audiencia).
Sus objetivos son los de asentar, por tanto, cada vez más y más el contenido original dentro de su oferta. Como apuntaba en un encuentro con analistas que recoge MarketWatch uno de los directivos de Netflix, en su caso esperan que en unos años el 50% del contenido sea único y propio, aunque esto les requiera hacer una inversión previa elevada (en 2017 se gastarán 6.000 millones de dólares en producir contenidos).
Lo hacen porque así reducen gastos a la hora de licenciar contenidos con las grandes cadenas de televisión (gastos que pueden llegar a los 1.000 millones de dólares con algunas cadenas muy populares) y lo hacen también porque así pueden ajustar lo que tienen a lo que el consumidor demanda.
Aunque la decisión pueda parecer que solo afectará a la compañía y a sus competidoras, lo cierto es que tendrá un impacto mucho más amplio y podría modificar de forma mucho más completa cómo se consumen contenidos. Las plataformas VoD podrían cambiar el significado y la importancia de los blockbusters en las épocas a venir y podrían modificar también las pautas de cómo consumimos contenidos, haciendo que las audiencias se dinamiten todavía más.
Source: Puro Marketing